RESPUESTAS A ALGUNAS DE LAS PREGUNTAS QUE SE HACEN LAS PERSONAS QUE ESTÁN SUFRIENDO UNA SITUACIÓN DE ACOSO LABORAL
Al principio te habrán aparecido dolores de espalda, cefaleas, dolores musculares varios, dolores de estómago, abdominales, cambios en el hábito intestinal, en el apetito, somatizaciones que no relacionas con el estrés que estás viviendo. En la siguiente fase los síntomas que te aparecen son: nerviosismo, taquicardias, palpitaciones, ahogos, sudoración, temblores. El desarrollo sintomático continúa con preocupaciones excesivas, hiperreactividad, sobresaltos ante mínimos estímulos, irritabilidad, pensamientos repetitivos obsesivos, trastornos del sueño, pesadillas, cansancio, apatía, tristeza, llantos incontrolables, dificultades de concentración y atención, olvidos, lapsus consecuentes a lo anterior, sensación de malestar, de fracaso, de incapacitación, autoculpa, desesperanza, sensación de vacío, de soledad, nada puede arreglarse, en ocasiones se puede pensar en la muerte como única salida.
Es normal en tu situación. Llevas acumulado un inmenso dolor. Cada agresión que vives en tu entorno laboral por pequeña que pareciera en un principio, se ha ido acumulando. Probablemente piensas que esas situaciones que has vivido o vives y que no entiendes por qué se dan serían algo puntual y acabarían por desaparecer, pero no ha sido así. Sientes la necesidad de buscar respuestas, pero nada de lo que te digan te vale. Hoy para ti no existe otra cosa que tus vivencias en tu trabajo y lo que te hacen sentir. Se ha convertido en una obsesión porque tu vida ha dejado de ser la que era.
Porque las situaciones de maltrato que estás viviendo en tu entorno laboral te han desencadenado estados de ánimo deprimidos. No debes asustarte. Lo importante es identificar qué te ocurre y por qué en ti se está produciendo un desinterés, un abandono, un sentimiento de vacío entre muchos síntomas a identificar. Sientes que no tiene sentido nada de lo que vives, de lo que haces. Llegas ahí porque lo que está sucediendo en tu entorno de trabajo está haciendo perderte en el camino, te han sacado de tus esquemas de aprendizaje de toda la vida de los que no eres consciente entre ellos “si eres bueno tendrás recompensa si eres malo castigo…”, de la seguridad que te dio tu familia, tus estudios, tu esfuerzo continuo y tus logros profesionales y personales teniendo iniciativa, ética, sentido de la justicia, creatividad, mejoras entre otros muchos rasgos…. Y te han sacado de ahí a base de decirte y demostrarte en tu lugar de trabajo de múltiples y sutiles maneras todo lo contrario “Ya no sabes trabajar, ya no sabes relacionarte con la gente, todo te sale mal, a todos les caes mal”. Sientes que sobras, te caes, no sabes cómo actuar, te rindes, te escondes, no quieres relacionarte con nadie. Lloras porque te sientes TRISTE por cómo te han tratado.
Las personas de tu entorno laboral lo que han pretendido es introyectarte las emociones de CULPA Y VERGÜENZA. En tu mente te has llegado a creer que “no vales nada” = AUTOESTIMA DAÑADA = humillando y atacando a uno de los pilare básicos: LA DIGNIDAD.
Debido a los efectos del acoso puede que cometas errores que ellos magnifican. Puede que tu rendimiento en el trabajo disminuya por tu falta de concentración e hipervigilancia de lo que puede ocurrir en aquella reunión o en los correos que te envían… Todo ello el acosador/es lo convertirán en una prueba de que, efectivamente, eres un mal trabajador y una mala persona tal y como él viene reconociendo. Sientes VERGÜENZA de ti mismo y de cómo te tratan los demás.
Te han desestabilizado pero lo que está claro es que TÚ NO DEJAS DE SER UN BUEN PROFESIONAL DE LA NOCHE A LA MAÑANA.
Nada. Siento decirte que eres una víctima. Algunos te dirán que eres una persona enferma, obsesiva, o que no te adaptas…no eres una persona inadaptada: no es posible adaptarse a una situación de acoso, puedes aprender recursos y herramientas para poder sobrevivir, pero aceptando que nada va a cambiar, que da igual lo que hagas o no hagas porque no hay nada en tu personalidad ya que cualquier persona podemos ser víctimas de un acoso laboral.
Nos bloqueamos cuando nos vemos incapacitados para luchar o huir, estás generando una indefensión que refuerza el miedo y genera una espiral de incapacitación. Tu organismo no quiere ir a un lugar donde sufre.
La irritabilidad que hay en ti es consecuencia de la indefensión, de la impotencia, de la injusticia y del abandono que estás sufriendo en tu entorno laboral. Desgraciadamente suelen pagarla los que menos culpa tienen: tu familia, amigos. Por eso hay que controlarla y aprender a canalizarla, aunque eso no quiere decir que no esté perfectamente justificada.
No estás perdiendo memoria, tienes la cabeza llena de pensamientos, rumiaciones obsesivas sobre lo que está ocurriendo en tu entorno laboral, en ti y en tu alrededor cercano, que ocupan toda tu memoria a corto plazo. Por eso parece que no retienes nada en la cabeza, tu mente está llena permanentemente de pensamientos que ocupan todo el lugar y no cabe nada más. Cuando esas rumiaciones disminuyan, volverá.
Porque crees que nadie te comprende, te sientes juzgada/o llegando a estas conclusiones por comentarios del tipo “a mí esto no me pasaría” “no me afectaría como a ti” “yo haría o no haría” “aguanta, en todos los trabajos hay problemas”… y desgraciadamente la realidad es que o eres un profesional formado, una persona informada o ha sido una víctima de mobbing como tú o les costará entenderlo…
En el entorno laboral te aíslan y fuera te aíslas tú. Si tu situación es de baja médica tienes temor a qué alguien te vea en la calle.
No. Te han hecho daño y has vivido situaciones que te han generado un cuadro ansioso-depresivo, de estrés postraumático. Te han abierto heridas que hay que cicatrizar, por ello, con un buen tratamiento y acompañamiento terapéutico habrá un aprendizaje importante y crecimiento personal de todo ese sufrimiento para bien.